Algunas formas de capitalismo extremo han
llevado, a lo largo de la historia, a frecuentes explotaciones de empleados. El
marxismo, y la posterior revolución comunista, supuso una contestación violenta
a los abusos capitalistas. Capitalismo extremo y comunismo se mueven,
curiosamente, en una misma lógica: la de la confrontación y el dominio.
En el terreno medioambiental se puede
vislumbrar otra forma de abuso: entender el mundo como una posesión que puede
ser consumida, al margen de sus sostenibilidad y belleza, por los más pudientes.
También en el ámbito de la afectividad se
pueden ver a las personas como instrumentos al servicio de los propios
sentimientos y satisfacciones, olvidando su dignidad. Las consecuencias de esta
actitud sobre la educación de la personalidad y sobre la familia son
devastadoras.
Sin embargo, frente a estas lógicas de
dominio existe la lógica del respeto y del servicio: la que valora la realidad, en sí misma,
de la naturaleza y especialmente la de las personas, al margen del beneficio
que puedan aportar. Paradójicamente esta lógica positiva reafirma la identidad
de todos y muy especialmente la del que la vive, al mismo tiempo que fomenta la
justicia. La naturaleza, los demás, Dios, constituyen un triángulo virtuoso en
el que, pese a los contratiempos de la existencia, surge impetuosa la esperanza
y la alegría de vivir.
José Ignacio Moreno Iturralde