sábado, 30 de noviembre de 2019

La desigualdad del aborto

La igualdad se ha convertido en una causa justa de nuestra sociedad. Se condena, con determinación, el horror de la violencia machista. Se busca noblemente la igualdad entre mujeres y hombres, por ejemplo respecto a su salario laboral. El conocimiento de las agudas desigualdades mundiales, referentes a alimentación y desarrollo, son entendidas como una dolorosa herida cuya curación es urgente.

Sin embargo, la realidad del aborto voluntario -95.917 casos en 2018, en España- es amparada por la ley y observada por nuestro estado con conformismo. La autonomía de la propia decisión de los padres se impone a la vida de los hijos en gestación. Pienso que esta autonomía es la que establece una profunda desigualdad entre unos padres, que fueron aceptados a la vida, y sus hijos en gestación a los que les impiden vivir. Tal autonomía excluyente, tiene alguna semejanza con la de ciertos ricos a los que parece importarles muy poco la suerte de los pobres. También ocurre algo similar con algunos empresarios a los que no les tiembla el pulso a la hora de poner en la calle a varios de sus empleados, cuando no era estrictamente necesario hacerlo. Pero, lo más paradójico, es que la práctica abortista tiene un reflejo de simetría con la falta de respeto del varón que golpea impunemente a su pareja.

La igualdad se va consiguiendo cuando se respeta la diversidad. Ricos y pobres, hombres y mujeres, padres e hijos –también los engendrados todavía no nacidos-, formamos una comunidad de vida donde las relaciones solidarias con los demás afectan profundamente a nuestra propia identidad y dignidad. La libertad y la autonomía son valores irrenunciables; pero si se agigantan y deforman, nos hacen caer en el despeñadero de la desigualdad. Si no se defiende la igualdad del propio hijo en gestación, es difícil que pueda defenderse con coherencia la igualdad de los demás.

El respeto a la vida y a la promoción de todo ser humano, especialmente de los más necesitados, aunque resulte costoso en ocasiones, es el medio para lograr una igualdad humana sin hipocresías. De este modo construiremos una sociedad inclusiva y plural, donde  podremos mirarnos a la cara con más franqueza, justicia y paz.



José Ignacio Moreno Iturralde




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