El término
autonomía es muy valorado en nuestra sociedad. Tener capacidad para tomar las
propias decisiones es algo de notoria importancia y muy deseable. Pero una
hipertrofia de la autonomía puede ser también dañina. La autonomía tiene que
estar al servicio de la dignidad, el valor irrepetible de cada vida
humana, especialmente la de los más necesitados. Nadie en su sano juicio diría
que un mendigo no merece tener autonomía, aunque de hecho tenga menos que
alguien con una buena posición económica. Ante millones de personas pobres en
el mundo, que no pueden valerse por sí mismas, no es humano olvidarlas y no
hacer nada para remediar en algo esta situación. Valorar la autonomía por encima
de la dignidad es estar de acuerdo con la opresión de los poderosos sobre los
necesitados. Una lógica análoga es la que da prioridad a la autónoma decisión
de los adultos, encaminada a eliminar la vida de las vidas humanas concebidas y
todavía no nacidos. Atender solo a la decisión de los mayores frente a la vida aún
no nacida y totalmente indefensa, es aplicar la lógica opresiva de los
explotadores. Por esto es
chocante, que los partidos políticos que se catalogan de izquierdas y
defensores de los más necesitados sean notoriamente abortistas. Parecen no
darse cuenta de que están fomentando una forma muy inhumana de capitalismo.
José Ignacio Moreno
Iturralde
No hay comentarios:
Publicar un comentario