viernes, 16 de agosto de 2019

La niña de la silla de ruedas



Vi a una niña en su silla de ruedas, imposibilitada de por vida. La transportaban sus padres con todo cariño, mientras ella tenía una serena mirada hacia el infinito. En el mundo, además, ocurren muchas otras cosas duras y difíciles. Sin embargo, nada de esto sucede en un planeta sin vida como Mercurio, pero no lo cambiamos por el nuestro; más nos vale. También hoy en la tierra lució el sol, se vieron las montañas, los pájaros y las personas. En esta jornada pudimos pensar en proyectos, comer lentejas, leer o bañarnos. Realizamos cosas bien; otras puede que mal, con la opción de arrepentirnos y mejorar. Por todo esto, ver lo positivo de la vida no es una mera perspectiva, sino la opción inteligente y realista ante el espectáculo grandioso de la existencia. Hay que tener en cuenta que estamos comunicados, en una red muy profunda, vivimos en equipo, tantas veces sin darnos cuenta. Por este motivo, la bendita niña de la silla de ruedas nos hace darnos cuenta de que nuestros problemas personales quizás no son para tanto.



José Ignacio Moreno Iturralde

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